Salsa brava para Patata Brava!

Pedir unas bravas siempre es una incógnita… nunca sabes si la salsa será  remotamente parecida a lo que esperas; si picará, si será ketchup con mayonesa, si será casera o de bote… pues eso, pura incógnita.

Para añadir más misterio a este tema, propongo esta salsa que permite a cada cocinero poner el acento en el grado de picante y de textura. Además, podemos guardarla en la nevera unos cuantos días, más o menos los mismos que un tomate frito.

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ingredientes

  • 1 cebolla tierna mediana o unas cuantas chalotas
  • 2 ó 3 dientes de ajo pelados, o unos cuantos ajetes tiernos
  • 1 cucharadita rasa de pimentón de la Vera picante
  •  un chorretón de aceite de oliva virgen extra
  • 1 guindilla fresca o una cayena (aquí es donde podemos poner nuestro acento echando más… o menos)
  • medio bote pequeño de tomate natural triturado
  • un buen chorretón de vinagre de manzana (con garbo y generosidad)
  • 1 cucharón de agua
  • 3 cucharadas de ketchup
  • sal y pimienta

para las patatas:

  • 4 patatas grandes (ideal la variedad agria o la Kennebec)
  •  abundante aceite de oliva suave para freír

Empezamos por la salsa. Pelamos y troceamos la cebolla (o chalotas) y los ajos (o ajetes). Los ponemos en el vaso de la batidora, añadimos el pimentón de la Vera y aceite en cantidad suficiente que nos permita lograr una pasta espesa. Aquí sentido común, no echar más de la cuenta, que si vemos que nos cuesta triturar echamos un poquillo más y listo.

Ponemos en una sartén amplia la mezcla anterior y añadimos la guindilla fresca en trozos (o cayena) y dejamos que se sofría, no hace falta poner más aceite, que ya lo lleva! Lo tenemos a fuego suave 5 minutos más o menos igual que un sofrito.

Añadimos el tomate natural triturado, el chorretón de vinagre, el ketchup y la sal. Lo ponemos en el fuego y cuando comience a hervir, añadimos un cucharón de agua y aflojamos el fuego, lo tenemos durante 15 minutos, removiendo de vez en cuando. Si vemos que se nos espesa más de la cuenta podemos añadir un poco más de agua, pero no nos volvemos loquitos echando agua.

Ya tenemos la salsa brava casera. La podemos reservar y conservar en la nevera durante un par o tres de días.

Vamos con las patatas. Las pelamos, lavamos y secamos con papel de cocina. Las partimos en trozos medianos. Calentamos abundante aceite, echamos los trozos y procuramos que queden cubiertos por el aceite porque las vamos a… confitar! sí, ahora se llama así al freír a temperatura más baja de lo normal. Tenemos que lograr que el aceite burbujee suavemente, las patatas no se quemarán, se irán haciendo poco a poco sin dorarse. Las vamos pinchando con un palillo de madera para comprobar si están blanditas por dentro .Cuando llegue ese punto tenemos dos opciones, una es apagar el fuego y reservarlas metidas en el aceite hasta el momento en que las vayamos a necesitar… o continuar y rematar la faena subiendo a tope el fuego para que se doren, cuando estén doradas las sacamos y las escurrimos de aceite (de esta forma nos van a quedar cremosas por dentro y crujientes por fuera). Las salpimentamos, les añadimos salsa brava por encima… y listas para el aperitivo!!

En el caso de haberlas reservado, sólo tenemos que calentarlas en el mismo aceite en el que flotan y con fuego vivo se acabarán de dorar.

Y ahora solo queda puntuar la salsa brava a ver si la ponemos en el top del ranking de las bravas!

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