Qué hace ese calabacín en la nevera? Pasando el rato y sin destino. No puede ser, ahora mismo lo vamos a italianizar. No sé por qué pienso en Máximo Décimo Meridio…  calabacín, a mi señal desatad el infierno: frittata!  y siguiendo al pie de la letra las indicaciones del master del universo cocineril: Joan Roca, la batalla está ganada con mucho honor.

Ingredientes (para 6 personas)

Para la frittata:

• 800 gr. de calabacín
• 120 gr. de queso mascarpone
• 12 huevos
• mantequilla (para saltear)
• eneldo fresco
• sal y pimienta

Para la salsita:

• 50 gr. de queso ricotta o tipo quark
• una cucharada de mostaza a la antigua 
• 1 lima (utilizaremos tanto la piel como el zumo)
• sal

Para el aceite aromatizado:

• eneldo fresco picado
• coriandro en grano molido
• 3 cucharadas de aceite de girasol o de oliva suave
• sal y pimienta

Para acompañar:

• 6 rebanadas de pan rústico, tostado.
• 50 gr. de queso ricotta o tipo quark (incluso Philadelfia serviría)
• Mezcla de pimientas en grano: negra, blanca, rosa, de Sichuán, de Jamaica.
• un puñadito de rúcula por comensal

Preparamos el aceite aromatizado poniendo en un cuenco pequeño: el aceite, el eneldo picadito, la sal, la pimienta y los granos de coriandro molidos en el momento. Reservamos.

Lavamos bien los calabacines, los cortamos en rodajitas muy finas, con una mandolina mucho mejor. Si no, con un cuchillo afilado y cuidadín.

Los salamos y dejamos que «suden» un rato para quitarles acidez.

Derretimos mantequilla en una sartén y salteamos los calabacines a fuego vivo. Los retiramos del fuego y reservamos.

En un cuenco grande mezclamos bien los huevos y el queso mascarpone.  Añadimos el eneldo picado. Salpimentamos. Incorporamos los calabacines salteados.

Precalentamos el horno a 160º. Calor arriba y abajo.

En un molde -tipo plum-cake– de 30×12 cm. colocamos papel film apto para horno forrando el molde. Vertemos en él toda la mezcla anterior y lo introducimos en el horno durante unos 30 minutos. Pasado ese tiempo, comprobamos con un palillo largo de madera si está completamente cuajado, si el palillo sale limpio es que ya está, si no, lo dejamos un rato más y vamos comprobando. En el supuesto que los bordes se tuestan más de la cuenta, lo cubrimos con papel de aluminio (aunque doradito queda bonito!).

Lo sacamos del horno y esperamos a que se temple un poco. Lo más seguro es que el papel film se haya encogido muchísimo, no entremos en pánico, es normal. No debemos preocuparnos, que no se ha mezclado con la frittata ni nada por el estilo. Recordemos que teníamos el horno a 160º, así que calma!

Llega el momento de desmoldar. Alehop! sobre la fuente donde lo queramos instalar.

Vamos con la salsa.

En un cuenco mezclamos el queso, el zumo de media lima, la mostaza, la sal y ralladura de piel de lima. Ya está lista!

El toque final. Tostamos un poco las rebanadas de pan rústico, untamos el queso  y espolvoreamos por encima la mezcla de pimientas a ser posible recién molidas, que es lo suyo.

Al servirla la cortamos en rectángulos, una rebanada de pan por persona, aliñada con un hilillo de aceite aromatizado. La salsa aparte para que cada uno se ponga lo que quiera.

Si nos da el siroco y queremos acabar tarantelos perdidos nos marcamos unos cannoli siciliani y ya es para nota.

Ahí queda eso!!  Viva l’Italia!!!

Esta receta demuestra que la inspiración de los cocineros venerables es factible en nuestras cocinas. Gracias adorado Joan Roca! el acompañamiento es cosa fina.