Observar es una actividad productiva, acumulamos información casi sin querer y nunca se sabe cuando la vas a utilizar. Eso es lo que ha debido de pasar en esta cocina. Es viejita, pero con la ayuda de lo anterior, algo ha cambiado.
Aparte está el dejar volar la imaginación ante un objeto, una persona, una situación o… una foto.
Tal vez se han inspirado en el diseño portátil de Kurt Fiedrich para dar un aire diferente a ese espacio.
via: [Leibal]
A mi me ha sugerido una historia de alemanes de la antigua RDA.
Esto es como las elucubraciones que uno puede hacer sentado en la terraza de un bar, mirando la gente que pasa y aplicándoles una historia a los que te llaman más la atención.
Pues en modo cocina la historia sería ésta… Un piso en la periferia de Berlín Este (muy película Goodbye Lenin) alquilado por una pareja joven que necesitaba renovar la minicocina -sin arruinarse- la opción de inspirarse en el talento de los diseñadores que resuelven situaciones, era la mejor. Sí, el buen diseño hace más bonita la vida, aunque tengamos que conservar el horno de la época de Honecker y ya no quede ni un euro para reparar las ventanas o el enchufe, o algo de detergente para limpiar un poquillo mejor el culito de las sartenes. El rodillo heredado de mamá es imprescindible para el día que se ponen a hacer masa de pizza, que lo italiano también cabe! y el escurreplatos… de Ikea, faltaría más.
Lo que más les gustó de la casa fue la cocina, que era muy luminosa!