Redondo redondo. Receta para cuando te viene la marabunta a comer y no quieres matarte a cocinar, pero los quieres alimentar asegurando que va a ser un éxito, porque esta carne guisada es y seguirá siendo un hit de las comidas familiares, en las que a ti también te gustaría sentarte a la mesa y comer a la vez que comen los demás. La preparas el día anterior, que reposada mejora hasta la salsa. La puedes dejar partida y lista para servir al día siguiente. Solo habrá que calentarla y llevarla para que la devoren las «fieras» y tú! Ingredientes (para 10 personas)

• 1 redondo de ternera de la parte de la cadera de 2,2 kg. aproximadamente
• 1 bote de tomate natural triturado
• 4 puerros hermosos, solo la parte blanca
• 1/2 vaso (de los de agua) de vino blanco
• 1 hoja de laurel
• 1 cucharada sopera rasa de tomillo seco
• sal y pimienta negra
• 2 clavos de especia
• 1 cucharada sopera rasa de azúcar
• Un cucharón y medio de aceite de oliva virgen

Lo más probable es que al comprar el redondo nos lo den metido en una redecilla de hilo, si no fuera así, tendríamos que atarlo en casa, con hilo de bramante para que al guisar la carne no se reduzca más de la cuenta. En este punto, desearos suerte y que os venga el redondo con redecilla, así una cosa menos que hacer.

Empezamos buscando una cazuela (mejor ovalada y con tapa!) en la que quepa el redondo, aunque quede justito no importa, que luego encoge. Tengamos en cuenta que sea profunda para que quepa el tomate.

Ponemos a calentar el aceite en la cazuela. Salpimentamos la carne con generosidad y la metemos para que se dore por todos los lados, con el fuego medio. El momento crítico es darle la vuelta para que se dore por los cuatro costados. Con cuidado de no quemarnos y que no nos salte el aceite al darle las vueltas, lo ideal es hacerlo con un par de cucharas de palo y no levantarlo a lo bruto en el aire, que entonces haríamos una escabechina de salpicaduras de aceite, porque fijo que se nos escapará de las cucharas. Mejor paciencia y cuidadito y para esa operación aflojamos el fuego que luego volveremos a subir hasta la siquiente «vuelta» de la carne.

Mientras se dora la carne, pelamos, lavamos y troceamos los puerros en rodajitas. Reservamos.

Cuando el redondo esté bien dorado, añadimos los puerros a la cazuela, aflojamos el fuego y que se sofrían hasta que estén blandos.

Vertemos el vino, dejamos que se evapore el alcohol durante unos 5 minutos a fuego suave.

Incorporamos el tomate, el laurel, el tomillo, los clavos de especia, el azúcar, una cucharadita rasa de sal y un pellizco de pimienta. Subimos el fuego y en cuanto comience a hervir lo aflojamos al mínimo y tapamos la cazuela. Lo tendremos guisándose a fuego lento 2 horas. Le daremos dos o tres veces la vuelta, para que se haga bien por todos los lados. Aquí, también cuidadín, tenemos el bonus-extra de dificultad de la salsa; como la carne habrá encogido un poco, será más fácil de manejar el tinglado! Calma, sin prisas ni agobios… tenemos dos horas para practicar!

Pasadas las dos horas, retiramos del fuego y dejamos enfriar un poco. Sacamos el redondo de la cazuela y procedemos a pasar la salsa por un pasapuré para que quede más fina. Reservamos.

Para partir la carne en lonchas es mejor que esté completamente fría, es mucho más cómodo y quedan mejor. Por supuesto es muy, muy aconsejable, un cuchillo grande y bien afilado.

Una vez partida la carne, la introducimos en la salsa y hala! a reposar hasta el día siguiente.

Cuando llegue la hora de comer solo habrá que recalentarla a fuego suave y lista para atacarla!

Le viene muy bien como acompañamiento un puré de patatas, o de manzana o incluso una salsa de frambuesa… eso ya a gusto y ganas del cocinero.

A triunfar ante las multitudes!!