En mi modesta opinión los bizcochos son de las mejores opciones para el momento café, té o chocolate. Pero a veces, hay que dar una vuelta de tuerca a lo sencillo, y logramos pequeños placeres extra. Es lo que vendría a ser este delicado y aromático -sin pasarse- bizcocho con romero, limón y un plus de Cointreau. Y oye, por qué no?, para regalar a un amigo acatarrado!
Ingredientes
- 50 gr de almendra molida
- 200 gr de azúcar glas
- 150 gr de harina de repostería
- 80 ml de aceite de oliva (suave)
- 2 huevos
- 1 y 1/2 cucharadita de polvo de hornear (Royal)
- media cucharadita de sal
- el zumo de 1 limón pequeño
- 60 ml de Cointreau
- 3 ramas de romero fresco
- un poco de mantequilla para engrasar el molde (que si es desmontable, mejor)
Para el glaseado
- 4 cucharadas de azúcar glas
- 1 cucharada de agua
Engrasamos el molde (de unos 16 cm de diámetro) con la mantequilla, espolvoreamos un poco de harina por todo él y sacudimos el exceso. Lo metemos en la nevera o en el congelador hasta el momento en que lo necesitemos, de esta manera nos ayudará a que la base del bizcocho no se nos tostará en exceso, es un truco infalible (a no ser que nuestro horno sea una bestia infernal indómita, que ahí cada uno sabe lo que tiene en casa!)
En un cuenco amplio ponemos la harina tamizada, la almendra, el azúcar la sal y el polvo de hornear. Añadimos las hojas de romero cortadas en trocitos, con las manos. Removemos para que todo se mezcle bien y el romero vaya impregnando su aroma al conjunto. Hacemos un hueco en el centro y echamos el aceite, el zumo de limón, el Cointreau y los huevos ligeramente batidos. Con unas varillas manuales lo mezclamos hasta que esté perfectamente integrado todo. El aroma del romero a estas alturas nos irá prometiendo el éxito!
Precalentamos el horno a 180º.
Ponemos la mezcla en el molde (que estará frío porque… lo teníamos en la nevera, verdad?), lo introducimos en la parte media del horno, a 180º y durante 30 minutos aproximadamente. Comprobamos si está hecho pinchando con un palito de madera que llegue hasta el centro del bizcocho; si sale limpio, está listo!
Sacamos del horno, lo dejamos que repose unos minutos, nos aseguramos que no se haya pegado a las paredes del molde, si es así lo separamos con cuidado ayudándonos con un cuchillo. Lo sacamos del molde y lo ponemos en una rejilla, para que vaya enfriándose.
Ahora preparamos el glaseado. Tamizamos el azúcar glas, es importante no saltarse este momento, nos quedará mucho más fino. Le añadimos el agua y mezclamos enérgicamente con un tenedor, que se mezcle bien.
Extendemos el glaseado por la superficie del bizcocho, si cae por los bordes no importa, es sólo decoración!
Si tenemos romero de sobra, le ponemos alguna ramita por encima… para recordar que es un bizcocho un tanto campestre.
Uffff que delicia! La miga lo dice rodo, se me cae la baba…. literalmente.
Como tu dices no hay nada mejor que acompañe al cafe que un buen bizcocho!
Besos
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…y con romero, qué más quieres Baldomero!
Petonets 😉
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