Revisitar los clásicos es un ejercicio reconfortante, es volver a casa por un rato, a la certeza de que nos va a salir bien, que no nos romperemos la cabeza con incertidumbres… si quiero volver a la zona de confort tengo que pinchar AQUÍ y con los ojos cerrados puedo hacerlo y conozco el resultado, que es bueno! Pero hoy, nos lanzamos a experimentar otra fórmula, que os la contaré con el máximo detalle, con sus pros que vendrían a ser un resultado muy óptimo y sus contras que serían ciertos momentos de la elaboración que me generaron dudas y que se han solventado haciendo la tarta un par de veces para mejorar la técnica. Confío en que os pueda ayudar a no pifiarla y que todo sea puro disfrute. Primero hice una de pera… y he de destacar que «el abogado» líder del «sector anti-dulce» de la familia … repitió! dejando al «sector pro-dulce» con morros de enfado por no poder llevarse un extra de tarta, cosa que motivó la decisión de ir a por la de manzana rápidamente y de paso poder hacer fotos (porque la de pera no dio ni tiempo a ello).
Vamos al lio.
Ingredientes
- 5 manzanas golden (o 4 peras conference grandes y no muy maduras)
- medio litro de agua
- 12 cucharadas soperas de azúcar
- 2 trozos de mantequilla del tamaño de una cuchara sopera
- 1 lámina de masa quebrada (yo he usado la del… Lidl)
- papel de horno
- 1 molde desmontable de unos 16 cm de diámetro
- ralladura de lima para adornar y perfumar ligeramente
para hacer caramelo
- 100 gr de azúcar (4 cucharadas soperas)
Como consejo: un molde de aluminio desechable de un tamaño mayor que el molde desmontable y a ser posible rectangular, para la operación meter al horno con comodidad y no ensuciar ninguna bandeja de nuestro horno.
Pelamos las manzanas (o las peras) las cortamos por la mitad y con el cuchillo sacamos el corazón y las semillas que pudieran tener, también el rabito y la parte de abajo. Procuramos que queden enteras, por eso no usaremos el utensilio de descorazonar. Bien, troceamos las manzanas (o peras) en 4 partes … si alguna se nos rompe no pasa nada! Reservamos.
En una olla amplia ponemos el agua, el azúcar y la mantequilla, lo llevamos a ebullición e inmediatamente incorporamos la manzana (o peras) –insisto en que la olla sea lo bastante grande para que nos quepan los trozos de manzana (o pera) y no se rebose el líquido– Dejamos que hiervan durante 10 minutos si son manzanas, y si son peras un poco menos… podemos ir comprobando con un palillo de madera para ver si están blanditas… pero no deshechas.
Retiramos del fuego y con mucho cuidado nos ayudamos de un par de cucharas para ir sacando los trozos de manzana (o pera) a una fuente para que se templen un poco.
El almíbar que queda en la olla, lo dejamos enfriar y después lo podemos guardar en una botella de cristal para la próxima tarta!! Y eso que nos ahorraremos en preparar. Yo lo hice así.
Siguiente paso, colocar papel de horno en la base del molde, que quede bien pillado con la parte desmontable, como en la foto:
y la bandeja de aluminio desechable, por si las moscas!:
El caramelo, un asunto fácil si lo hacemos con calma.
En un cazo ponemos los 100 gr de azúcar y lo llevamos a fuego suave para derretirlo y convertirlo en caramelo. Lo vamos a menear con movimiento de vaivén, y nada de cucharas! Esta operación requiere no dejar de mirar el azúcar, para que estemos atentos a cómo cambia de color, y hemos de evitar quemarlo; levantamos de vez en cuando el cazo justo para eso.
Ahora con cuidadín, que el caramelo está que pela de caliente y no queremos quemaduras.
Una vez derretido y con color dorado, lo vertemos con cuidado sobre el papel que ya tenemos colocado en el molde, veremos que en un momento se solidificará un poco. Y por cierto, el cazo se quedará con hilillos de caramelo y una pequeña parte en un lateral del cazo… tranquilidad, que con agua bien caliente lo podremos limpiar.
Con un par de cucharas vamos colocando los trozos de manzana (o pera), de tal manera que la parte mas redonda quede tocando la base de caramelo, los apretamos lo más posible para que no haya huecos (alguno siempre queda… no es ciencia exacta!).
Vamos precalentando el horno a 190º, calor arriba y abajo.
Sacamos la lámina de masa quebrada, cortamos un círculo de un diámetro un poco más grande que el del molde, que nos quede suficiente masa para remeter los bordes hacia dentro. La colocamos sobre las manzanas, remetemos el borde, pinchamos por encima para que salga… lo que tenga que salir.
Levantamos un poco hacia arriba el papel de horno, por si hay «escapes» de caramelo y lo metemos en el horno tal y como os comentaba es ideal ponerlo en la bandeja desechable para evitar desgracias, que no tienen porqué pasar… pero nunca se sabe.
No se os ocurra poner el molde directamente sobre la rejilla, siempre con una bandeja debajo!… que luego no quiero que me corráis a boinazos.
Lo horneamos durante unos 20 minutos, cuando la masa quebrada esté hecha y doradita. El tiempo y la temperatura en cada horno es un asunto peliagudo… cada horno es un mundo, por lo tanto… hay que vigilar!
Ahora llega el momento de más intríngulis de esta tarta. Los que sois más habilidosos os parecerá que me estoy pasando de agorera y pensaréis que no es para tanto, pero es que me gusta avisar cuando una receta tiene un momento algo crítico.
Una vez sacada la tarta del horno, desmoldamos. Otra vez habrá hilillos de caramelo en el molde… tranquilidad. Llega el momento de darle la vuelta… colocamos un plato llano y grande debajo de la base en la que está la tarta (o si lo preferís con una manopla que no os importe que se manche) y otro sobre la masa quebrada, con cuidado pero con rapidez le damos la vuelta e inmediatamente quitamos el papel de horno, porque sino se quedará pegado por culpa del caramelo.
Si hemos superado con éxito todo lo anterior, relax y a rallar una lima para rematar la faena!
Los fans de la Tatin quedan muy satisfechos con esta fórmula! Lo prometo.
Las tatin son reconfortantes, nos reconcilian con el universo porque están impresionantes, son sencillas y simplemente, salen.
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Y te digo que esta fórmula me gusta bastante!
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… y espero que esté algo recuperada del bracito!
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