Podría ser el título de una canción, y en parte es música de recuerdo de un lugar lejano. Terhan, a las doce del mediodía. En un barrio tranquilo, una preciosa casa mid-century convertida en pequeño restaurante, unas pocas mesas en el patio al sol del invierno. La mayor parte de la clientela bebe té con hierbas, algunas señoras fuman tranquilamente y el gesto más repetido es recolocarse el velo que todas sin excepción llevan en la cabeza. Una servilleta de tela hace las veces de carta, y entre las infusiones está la leche, canela y miel. Lo que menos me esperaba es que a esas horas… dos de mis hijos se animasen a ello! Acertaron de lleno porque estaba preparado de la forma más delicada que uno pueda imaginar.
Ingredientes (para 2 personas)
- 2 vasos de leche (entera o desnatada)
- 1 palo de canela
- 2 cucharaditas de miel
- un pellizco de canela en polvo
- un batidor de varillas para hacer espuma
En un cazo ponemos la leche con el palo de canela, lo calentamos y antes de que empiece a hervir lo retiramos del fuego, lo tapamos y dejamos que infusione un rato.
Cuando esté templado añadimos la miel y dejamos enfriar.
Con el batidor de varillas lo mezclamos hasta que haga espuma.

A la derecha, el utensilio para batir. Es manual!
Lo calentamos un poco en el microondas. Lo servimos en vaso y espolvoreamos una pizca de canela en polvo por encima.
Aviso a navegantes:
También hay la opción de tomarlo en frío, peeero cuando se bate, la espuma se mantiene menos tiempo estable.