Imposible resistirse a la belleza del brócoli romanesco.
Este producto es aún más suave de sabor que el brócoli normal y corriente. Después de disfrutar un día viéndolo encima de la mesa de la cocina, se va a ir a la cazuela ahora mismito.
Ingredientes (para 4 personas)
- un brócoli romanesco
- unos taquitos de jamón serrano
- 3/4 l. de leche
- 2 cucharas soperas de harina, no muy llenas
- 100 gr. de mantequilla
- nuez moscada
- sal y pimienta
- queso rallado para gratinar
Lo primero que tenemos que hacer es ir poniendo una olla con agua para que hierva.
Mientras, preparamos el brócoli. Le quitamos las hojas, lo lavamos y separamos los tronquitos.
Lo ideal es cocerlo al vapor, pero se puede hervir. En cuanto esté blandito -pero sin deshacerse- escurrimos y lo reservamos.
Ahora la bechamel.
En una olla no muy grande, ponemos la mantequilla a derretir, añadimos la harina, dejamos que se dore un poco y vertemos la leche, mejor templada. Removemos con unas varillas (así evitamos que se hagan grumos).
Cuando esté caliente aflojamos el fuego y removemos todo el rato hasta que espese y tenga la textura de una crema.
Salpimentamos y rallamos un poco de nuez moscada.
En una cazuela de loza apta para el horno, ponemos el brócoli, lo cubrimos con la bechamel, repartimos por encima los taquitos de jamón serrano y por último espolvoreamos el queso rallado.
Lo metemos en el horno a 200º (sólo el gratinador). Dejamos que se dore, controlando que no se nos queme.
Creedme, los que levantan las cejas cuando oyen la palabra brócoli, cambian de opinión al probarlo.
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