Confitar naranjas no tiene por qué ser un follón, es más, está chupado. Es de esas recetas que las haces en relativo poco tiempo y luego te alegras un montón de haberlo hecho y tener a mano unas rodajas de naranja, que aparte de lo bonitas que quedan, satisfacen a los golosos de la casa y te vienen estupendo cuando te da por hacer roscón en pleno mes de abril, mayo, junio, julio…

Ingredientes:

• 1 naranja grande
• 200 gr de azúcar
• 100 gr de agua (mejor mineral)

para quitarle la amargura de la piel, le daremos un bañito previo:

• agua del grifo
• 1 cucharada de sal

Lavamos con agua la piel de la naranja (a ser posible nos ayudamos con un cepillito) y la dejamos como los chorros del oro.

Con un cuchillo bien afilado, hacemos rodajas finas, pero que no se rompan. Las ponemos en un cazo cubiertas completamente con agua del grifo y le ponemos una cucharada sopera de sal.  Calentamos y cuando rompa a hervir el agua las dejamos 2 minutos hirviendo.

Con cuidado las escurrimos en un colador y las ponemos debajo del chorro del agua fría, pero poco abierto! no a lo manguera antidisturbios.

Y ahora ya ponemos los 100 gr de agua mineral junto con el azúcar en un cazo, removemos  para que el azúcar se disuelva un poco en el agua, incorporamos las rodajas de naranja y lo llevamos a ebullición, entonces aflojamos el fuego y dejamos que hierva muy suavemente durante 1 hora y se vaya formando un almíbar. De vez en cuando meneamos un poco el cazo para que las rodajas no se peguen entre ellas.

Cuando ya estén hechas y el almíbar se haya reducido -que se reducirá- las pasamos a un bote de cristal, con cuidado que no se rompan y vertemos todo el almíbar por encima.

Dejamos que enfríen y ya las podemos guardar en la nevera. Cuando las necesitemos las sacamos con antelación para que se atemperen.

Tener rodajitas de naranja confitada es un punto para cuando nos iluminamos con una ensalada que requiere unos trocitos, o nos da por hacer un roscón en abril, o animamos un pollo con naranjitas, o quién sabe qué!